Cuando los ángeles y el cerro de la Silla te miran, Maratón Powerade Monterrey 2015
Así se siente uno de los mejores maratones de México el Maratón Powerade de Monterrey
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El calendario marca 13 de diciembre del 2015, el día por fin llegó, todo está listo, el despertador suena de madrugada en la habitación de Alma y en la de Pedro, también en la de Miguel, y en si… en la de miles de personas más que quieren tener un domingo espectacular.
Santiago desayuna algo ligero, pero Lázaro por los nervios olvida hacerlo, Viviana repasa sus razones y Sarah se llena de oraciones.
Dany mira su equipo, Paty semanas antes lo había preparado, pero Carlos siempre distraído lo compró tan sólo el sábado anterior.
Cinthya sale en su auto, Héctor opta por tomar un taxi y a Alberto lo recogen varios de sus amigos, ahí van todos, llenos de emoción a encontrarse con Don Maratón, el ya tan conocido; Viejo Loco de 42.
En la mente de Fernanda hay dudas y en la de Roberto miles de preguntas, todos piensan; ¿Lo podré hacer bien en esta mi primera vez? O hasta se llegan a cuestionar; ¿Lo podré lograr en esta mi décima ocasión?
Adán se sitúa en su lugar, Juan Pablo busca un baño y ésa será su última oportunidad, todos repasan lo que tienen que hacer y todos coinciden que lo mejor es:
Polo escucha el himno nacional que se proyecta en una pantalla por demás espectacular, le dice a todos los demás que la carrera está por comenzar, al saberlo la sangre corre más rápido por las venas de Rafael, pero en el caso de Gael sus lágrimas se dejan ver.
Las palabras de Raúl estremecen a más de uno, pero las de Yazmín despiertan a más; ¡Prepárense estamos por arrancar!
La cuenta regresiva se llega, para María es una cuenta para dejar atrás días o semanas complicadas, para Bruno esa mañana significa transformarse en una persona extraordinaria.
Por fin se escucha; ¿Están listos? Karlita, Olivia, Arturo, Fabss, Alex, Isabel y en si todos al unísono desde sus puntos responden convencidos; ¡Sí lo estamos!
Cinco, cuatro, tres, dos, uno… el maratón oficialmente arrancó, Javier se empieza a desesperar, pero Katia le pide que aguante un poco más, Lissette empieza a sentir nervios, pero en el caso de Irma está más que decidida.
Alma lleva en su corazón cientos de palabras, Octavio porta una máscara de luchador, Don José guarda en sus bolsos decenas de barras de chocolate, Doña Estela sostiene un gran cartel y Santiago guarda en su mano unos cuantos gajos.
Pero hay dos cosas que tienen en común todos estos nombres,la primera es que ninguno correrá, algunos no pueden, otros no deben o no tienen la edad, otros reconocen que les falta preparación o simplemente no encontraron una inscripción, pero más allá de esto, la segunda cosa que todos ellos tienen en común es:
Sí… porque al haber tenido la dicha, salud y fortuna de haber corrido el Maratón Powerade Monterrey, ahora vale la pena escribir e imaginar todas las historias que también viven esos que salen a las calles a apoyar, gritar y sobre todo a impulsar.
Voces, caras, cuerpos, muchas veces anónimos, los hay desde el más pequeño hasta el más viejo, tan sólo los conocen como –Regios– por eso decidí ponerles un nombre y sacarlos del anonimato, porque al igual que nosotros, esta mañana también tomaron una firme decisión:
Salir a apoyar a un montón de locas y locos que tenemos un gran corazón
Se preparan semanas, días o incluso desde la noche anterior, alistan sus equipos, que no son más que enormes pancartas, gritos y naranjas, se levantan también de madrugada y hacen lo imposible para llegar hasta los puntos donde nos apoyarán esta mañana.
Están locos y quizá más que nosotros, porque los que corremos obtendremos un estímulo físico, emocional y hasta espiritual, pero ellos sólo obtienen nuestra sonrisa, nuestro agradecimiento y aunque no conozcan nuestros nombres, para todos ellos somos y siempre seremos:
Algunos vienen de Apodaca, otros de Santa Catarina y cientos más de infinidad de lugares de Nuevo León e incluso de otros estados.
Todos están pendientes de lo que pasa en la línea de salida esa que se sitúa en Parque Fundidora, unos a otros se comunican y se dicen; acá están por arrancar ya se escuchó el himno nacional y el balazo inicial.
Los que están en Morones Prieto sienten nervios, se desesperan por no vernos pasar, los que se apostaron en Avenida Revolución se cuestionan si lo podrán hacer bien en ésa su primera vez, algunos ya han estado nueve o más ediciones atrás, pero aun así se vuelven a emocionar.
Nos comunican en su idioma, que finalmente es nuestro idioma, y eso nos lleva a dar un poco más y por qué no… hasta reflexionar.
En Calzada del Valle se acompañan de sus hijos, esposas, esposos, tías y hasta abuelos, por las pequeñas y grandes calles de Monterrey verás sus manos extender, con la única finalidad de que nos transmitan su poder.
Sí, esto y más es el Maratón Powerade Monterrey, más allá de una organización ejemplar, una medalla singular y un sin número de cosas que recibes al final, el apoyo de la gente, inevitablemente…
Ahora comprendo porque cuando uno corre en Monterrey, el cerro de La Silla pareciera que te mira, porque se convierte en testigo de que desde su punta más alta, la que está más cerquita de Dios, por ahí bajan desde el cielo a la tierra:
Esos seres humanos que con sus gritos, porras y hasta con sus miradas, convierten nuestro andar, en un momento espectacular.
Gracias gente de Monterrey, en especial al Ángel Enmascarado que en el kilómetro 39 corrió unos metros a mi lado, si lo ves… dile que me llevó de la risa al llanto.
Si conoces a alguno de esos Ángeles de Banqueta o sino, así como yo, compártele este agradecimiento y sobre todo tu admiración.
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