Llegó el Otoño, tiempo de cambio y renovación.
El otoño trae cambios y un espacio para el interior. Es una oportunidad para prepararse para el invierno cuando ya la oscuridad está completamente manifestada. Se puede visitar el pasado para aprender de él, sanar, conectar entonces con el presente para poder emprender el futuro. Así llega el equilibrio con el Equinoccio de Otoño.
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De acuerdo a el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) México recibirá al Otoño el jueves 22 de septiembre, en punto de las 20:03 horas.
E l Sol cruzará el ecuador celeste, la línea imaginaria en el cielo encima del ecuador de la Tierra, marcando de esta manera el equinoccio de otoño en el hemisferio norte y el comienzo del equinoccio de primavera en el hemisferio sur.
El equinoccio (término procedente del latín 'aequinoctium', de 'aequus nocte', "noche igual") es el momento del año en el que el día tiene igual duración que la noche en todos los puntos del planeta. Este fenómeno ocurre dos veces al año, en los meses de marzo y septiembre. La primera, el equinoccio de primavera, que da entrada a esta estación, se produce entre el 19 y el 21 de marzo.
La segunda, este que ha ocurrido este viernes, el equinoccio de otoño, que siempre sucede el 22 o el 23 de septiembre. Las fechas varían de un año a otro debido al modo en que encaja la secuencia de años según el calendario (unos bisiestos, otros no) con la duración de cada órbita de la Tierra alrededor del Sol (duración conocida como año trópico).
En ese instante, el eje de la Tierra es exactamente perpendicular a los rayos del Sol. Entonces, sus rayos son perpendiculares, es decir, a 90 grados de inclinación respecto al eje de rotación del planeta. Así pues, en esta fecha, la duración del día y la noche es igual en toda la Tierra.
Este otoño se extenderá a lo largo de 89 días, 20 horas y 44 minutos, hasta el 21 de diciembre, día en que empezará el invierno, según el Instituto Geográfico Nacional (IGN).
Comenzaremos por el espectáculo principal: el eclipse total de Luna. Nuestro satélite natural será cubierto por la sombra de la Tierra el próximo 8 de noviembre. Para verlo hay que desvelarse un poco porque comenzará a las 2:00 horas. Éste alcanzará su punto máximo a las 4:59 horas. Terminará a las 7:57 horas, es decir prácticamente al amanecer. Para verlo solo es necesario mirar al cielo, pero puedes usar telescopio o binoculares para disfrutar mejor del evento.
Dentro de los fenómenos astronómicos en otoño también se encuentran las lluvias de estrellas. Durante esta estación tendremos tres lluvias principalmente, de las que una será muy intensa. La primera será del 6 al 10 de octubre cuando veremos a las Dracónidas. En su día más intenso se verán hasta 20 objetos por hora.
Además las Oriónidas llegarán del 2 de octubre al 7 de noviembre. Será el 21 de octubre en el que podrás ver más estrellas (un aproximado de 20 por hora). La lluvia más intensa será del 14 al 21 de noviembre, cuando veremos a las Leonidas. El mejor día para verlas será el 17 de noviembre cuando se presentarán 100 objetos por hora.
El Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica explica que el 8 de octubre ocurrirá la conjunción de la Luna y Júpiter; mientras que el 1 de noviembre veremos la conjunción de la Luna y Saturno.
LO QUE ESTA ESTACIÓN SIMBOLIZA
La palabra equinoccio, literalmente aequs-nox: "noche igual", hace referencia a que en este punto del año solar el día y la noche duran igual o casi igual, ya que en los polos hay una pequeña diferencia.
Este juego de polaridades en equilibrio, una eterna danza de fuerzas que más que opuestas son complementarias, se necesitan la una a la otra para existir, la luz y la oscuridad, la vida y la muerte.
Simbólicamente, en el norte el otoño marca el inicio de la muerte del Sol, la cual culminará en el solsticio de invierno, fecha que a la vez es su renacimiento, ya que toda muerte en la naturaleza es una transformación.
Estas fechas estaban ligadas al almacenamiento de los frutos cosechados y a la preparación para el invierno, donde había menos recursos.
Esto mismo se traspolaba de un nivel material-social a un nivel energético individual: el individuo debe empezar a cuidarse y a conservar su energía para evitar enfermar en verano.
- En invierno se debe acostar temprano y levantarse tarde. Esto es especialmente importante para cuidar el riñón.
- En primavera uno debe acostarse tarde y levantarse temprano. En esta temporada el cuidado especial es sobre la energía del hígado.
- En verano uno se debe acostar tarde y levantarse temprano. Aquí hay que cuidar el corazón.
- En otoño se debe acostarse temprano y levantarse temprano. Aquí se cuida la energía pulmonar.
Mientras, en el hemisferio norte, las personas deben empezar a cuidarse un poco más y tomar precauciones. En el sur la gente puede empezar a beneficiarse de estar en la naturaleza y de cargarse de la energía celeste que se imprime en la Tierra, siendo este el momento de las albricias: es tiempo de sembrar, el Sol se eleva por el cielo y la luz se difunde por la Tierra.
La luz que para todas las sociedades que han observado la naturaleza es vida. La medicina china recomienda hacer caminatas en el bosque en primavera.
El equinoccio te invita a vivir una época de paz y tranquilidad. Los colores que se palpan en la naturaleza (al menos, donde realmente ocurre el cambio de color en las hojas y maleza) proyectan una sensación de que todo está bien. La belleza y la hermosura traen la calma.
Muchas culturas coinciden con el recogido de alimentos que marca la abundancia de la cosecha de las temporadas de primavera y verano. Esa cosecha es símbolo de luz ante la inminente oscuridad que se acerca. Por ejemplo, los romanos celebraban en este día a Pomona, diosa de los frutos y de la abundancia de la naturaleza.
Otras culturas como la japonesa y la inglesa han adoptado festivales y celebraciones que involucran el recogido y el compartir de frutos y alimentos como parte de la celebración de este equinoccio.
ElPeriodico / Pijamasurf